SIT-UPs. hacerlos o no hacerlos, he ahí la cuestión.

Hacer «sit-ups» ha estado en boca de muchos últimamente. Unos lo defienden a capa y espada y otros lo atacan con cañones. En este artículo te vas a ir con una razón (entre las muchas que hay en los dos bandos) para que te plantees si te interesa realizarlos o no.
Nos vamos a enfocar en las fuerzas compresivas que se generan en la columna lumbar, concretamente por la acción de varios grupos musculares.
Durante un sit-up es clara la contracción del recto abdominal, encargado de flexionar la columna para acercar nuestro mentón a nuestras rodillas.
Hasta ahí bien, buen ejercicio para sacar «tableta».
El problema viene cuando entran en acción los flexores de cadera para elevarnos hasta una posición más alta. Entre los flexores de cadera se encuentra nuestro amigo el Psoas, el cual, al contraerse, además de flexionar la cadera se encarga de pronunciar la lordosis lumbar (la curvatura que tenemos encima de los glúteos.
Por lo tanto, nos encontramos con un músculo (el recto abdominal) que está tratando de flexionar la columna lumbar y otro (el psoas) que está tratando de extenderla. Y ahí viene el problema. Pues imaginaos un mástil con dos cables atados a su punto más alto, uno tirando hacia un lado y otro hacia el otro lado con la misma fuerza. Al final el mástil no se mueve hacia ningún lado pero debido a esas dos fuerzas opuestas se «achata» o se aplasta. Pues eso es lo que les pasaría a las vertebras lumbares y, con ellas, al disco intervertebral.
Esto y más lo discutiré en el próximo vídeo de mi canal, Rendimiento Eficiente. Aquí tenéis el link por si queréis echarle un ojo a los vídeos que están ya subidos:

 

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